UNIDAD CENTROAMERICANA

UNIDAD CENTROAMERICANA
El Art. 55 de la Cn. expresa que los fines de la educación son entre otros: "...conocer la realidad nacional e identificarse con los VALORES DE LA NACIONALIDAD salvadoreña, y propiciar la UNIDAD DEL PUEBLO CENTROAMERICANO..."

domingo, 29 de noviembre de 2015

Dignidad humana

Moral práctica
Dr. David J. Guzmán


La dignidad humana radica en los sentimientos de honor y probidad como leyes sociales y morales que dominan en toda sociedad culta y moralizada. El ideal de todo hombre de honor es ser probo y justo, caracteres que deben brillar ya en los negocios particulares, ya en los de orden público; no predominando el interés personal sobre el interés público las energías sociales tenderán a la prosperidad general.

Para honra de la pedagogía moderna están suprimidos los castigos infamantes, y ya desaparecieron la palmeta, las disciplinas, las orejas de burro y otras invenciones grotescas que usaban en las aulas los maestros medievales, tallados en épocas de retroceso.

Hoy los medios para dirigir y conmover el alma racional son el honor y la vergüenza; y si se logra infundir en el niño el sentimiento de su propia dignidad y estimación y el temor al desprecio que inspiran las malas acciones, le habremos abierto ancho y luminoso camino hacia el bien.

Hay en la naturaleza de la niñez una sensibilidad innata cuando sus padres o maestros elogian sus buenas acciones, y sienten temor cuando el aguijón de la conciencia les acusa de faltas que sabe son merecedoras del desagrado y justo enojo de sus directores; y esas impresiones son más duraderas y más eficaces que los ridículos castigos de antaño. Bueno es grabar estas ideas en el espíritu de los niños y para eso no faltan palabras agradables o de desaprobación que hacen mejor efecto. Hay que acompañar también los buenos ejemplos; hacerles comprender el valor de las acciones meritorias, la eficacia de las virtudes, el menosprecio de que se hacen dignos los que faltan a sus deberes, al respeto a la autoridad del maestro, las consideraciones hacia sus compañeros. De este modo se opera la ductilidad del espíritu, se rinde la voluntad, se doman las asperezas del carácter, se hace más eficaz el estímulo y de ese modo aprecian mejor todo lo que es justo, sensato y honroso.


Respecto al maestro, sin necesidad de decirlo, recordaré que cuando reprenda debe hacerlo con circunspección en términos graves y serenos, sin esos arrebatos de cólera que lejos de convencer vuelven al alumno hipócrita, contrito de mentira; así como el elogio debe discernirse con esa serenidad que inspira el bien y la justicia, y bueno es hacerlo en presencia de otras personas, lo que valoriza doblemente la estimación y buena reputación que alcanzan los niños obedientes, honrados y aplicados. Nada hay que dignifique más al hombre que el cumplimiento de las leyes morales y sociales y de los deberes que se dirigen a la felicidad de los demás mortales y al bienestar propio. En el hombre se descubre algo de divino; el pensamiento de Dios se trasparenta en él; en su imaginación se retrata el universo sensible; se alimenta de esperanzas porque cree en el cielo; resplandece como estrella cuando es virtuoso y justo, cuando combate por la razón y el bien de sus semejantes, cuando en él se exaltan la virtud y el genio que son los destellos de la divinidad.