Por Lic. Jaime Noé Villalta Umaña
Cada año los Centros Escolares organizan eventos conmemorativos a las fiestas patrias, lo que por supuesto fortalece el aprendizaje de valores cívicos y patrios, tan necesarios en nuestra decadente sociedad del siglo XXI. Lamentablemente corrientes ideológicas de pensamiento distorsionan el conocimiento que se tiene de la historia. El resentimiento social que caracteriza a los antisistema, a los reaccionarios que se oponen a todo y ven fantasmas por doquier, está llevando a la juventud a extremos insostenibles. ¿Por qué? Bueno, la experiencia vivida es una muestra. Hace unos años los docentes del país estuvieron a punto de boicotear las fiestas patrias. En razón de lo anterior, el Ministerio de Educación giró instrucciones precisas en el sentido de que los docentes estaban obligados a participar en los desfiles públicos, so pena de ser sancionados. Ante la obligatoriedad de carácter legal se presentó la disyuntiva, salir del compromiso o crear un espectáculo público digno.
Muchos Centros Escolares y otras instituciones educativas del país, participaron de una manera loable. Es más, una ciudad de Occidente, que tenía varios años de no realizar desfiles escolares, tuvo que hacerlo (Chalchuapa). Ahora bien, ¿a quién benefician estos desfiles escolares? Algunos opinan que favorecen el consumismo; y en tal sentido, los empresarios obtienen provecho económico. Ante tal situación, consideran que los padres de familia tienen que realizar erogaciones financieras que laceran la ya precaria economía familiar y; por tanto, deben evitarse los desfiles conmemorativos en referencia. Analizado desde esa perspectiva, verdaderamente vale la pena felicitar a aquellos que se preocupan por la economía familiar. Ahora bien, ¿será el verdadero interés proteger el bolsillo del padre de familia? Además, es necesario consultarles su opinión. Por simple observación, los padres de familia se sienten orgullosos de ver participar a sus hijos, como integrantes de las bandas, abanderados u otros afines.
Ahora, pregúntese, ¿cuántas veces el docente comercializa libros, libretas u otros que les generan beneficio económico? ¿Creen ustedes, que en ese momento piensan en la economía del padre de familia? ¿Sabía usted, que cada año los Centros Escolares reciben financiamiento del Gobierno para su funcionamiento? Por otra parte, ¿Tiene idea de las ganancias que representan los ingresos de las tiendas escolares y otras ventas en el interior de los Centros Educativos? Las interrogantes anteriores, llevan a una sola conclusión, ¿verdad?
El presente año (2010) se inició el proceso de reforma, mediante la cual se suprimen las cachiporristas de los desfiles escolares. En todo caso, como observarán en las fotografías, no son imprescindibles; es más, los trajes folklóricos se ven muy bonitos y las niñas y adolescentes no tienen que enseñar sus muslos. De manera que el punto en análisis es ¿debe suprimirse de nuestras tradiciones cívico – culturales los desfiles escolares? Es una pregunta que usted debe responder.
Por otra parte, también es necesario analizar la perspectiva de los jóvenes y niños que participan. Para ello debemos consultar a los estudiantes, ¿verdad? En mi opinión, los niños y jóvenes disfrutan de participar; y es que, estas actividades cultivan y templan el espíritu, desarrollan habilidades y hasta cierto punto, generan seguridad, fortaleciendo la autoestima.
Hace años, las fiestas patrias provocaban alegría, satisfacción, pero sobre todo, entusiasmo, el pueblo las esperaba con ansiedad; luego, en la década de los años 70; todo fue diferente, pues ahora los docentes, lejos de fomentar el respeto y amor patrio, incentivaban a los estudiantes a convertirse en revolucionarios. Por cierto, muy famosa en ese tiempo una organización de carácter estudiantil, llamada “Movimiento Estudiantil Revolucionario de Secundaria”. Los años han pasado, y al hacer una mirada retrospectiva, me doy cuenta que estamos a punto de volver a ese pasado tenebroso, los Centros Educativos de Educación Media se han convertido en verdaderas células de adoctrinamiento político partidista.
Creo que vivir en un país no dogmático, permite ejercer libertad de cátedra, pero sobre todo expresar libremente el pensamiento. Ello es totalmente válido, siempre y cuando no se subvierta el orden público. Todos sabemos, que hasta la fecha, jamás los docentes de los diferentes niveles educativos han estado a favor de los gobiernos conservadores (derecha); al contrario, han sido claros opositores al régimen. Ello es válido en una sociedad democrática. Sin embargo, cuando el adoctrinamiento lleva consigo la rebeldía sin causa, es peligroso para la estabilidad social y política del país.
Las fiestas cívicas que se conmemoran el 15 de septiembre, no son exclusivas de un partido político, son de la nación toda, hombres, mujeres, jóvenes y niños; porque no decirlo, del pueblo centroamericano. Ahora bien, si el partido político del que son militantes la mayoría de docentes, deciden cambiar las fiestas patrias y celebrar otras fechas que para ellos tienen mayor importancia, será la historia que les juzgará.
La política partidista es parte del quehacer democrático de los pueblos libres; pero no debe utilizarse para destruir nuestras raíces étnicas y culturales. Fortalezcamos juntos los valores cívicos, el amor a la patria y el respeto a nuestra idiosincrasia.
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