Como puede observar se ha incluido el significado de las partes que conforman el Escudo Nacional de El Salvador. Podrían haber otras interpretaciones relacionadas; sin embargo, las que se han escrito son las que generalmente encontrará en libros de texto que tratan sobre el tema. Por ejemplo, los dos mares abiertos simbolizan, según algunos, el Óceano Pacífico y Atlántico. Siempre he sido del criterio en mis publicaciones que un estudiante debe investigar y comparar información. Lo importante, no apartarnos de la esencia del concepto y por ende, de la definición. Esta bella obra de arte fue creada por el calígrafo salvadoreño, Rafael Barraza Rodríguez, en el año 1912 y se adopta como tal, el 17 de mayo del referido año. De conformidad con la Ley en la materia, junto con la Bandera e Himno Nacional, forma parte de los Símbolos Patrios de El Salvador.
UNIDAD CENTROAMERICANA
El Art. 55 de la Cn. expresa que los fines de la educación son entre otros: "...conocer la realidad nacional e identificarse con los VALORES DE LA NACIONALIDAD salvadoreña, y propiciar la UNIDAD DEL PUEBLO CENTROAMERICANO..."
martes, 11 de octubre de 2022
jueves, 2 de septiembre de 2021
jueves, 18 de junio de 2020
Asamblea en la carpintería
Resulta que en una carpintería se reunieron las herramientas, pues no se aguantaban unas a otras; y necesitaban resolver sus diferencias.
El martillo tomo el control de la reunión, ejerciendo la presidencia, pero le dijeron que debía renunciar, pues hacía mucho ruido y golpeaba mucho. El martillo aceptó su culpa, pero dijo que el tornillo también tenía que ser expulsado porque había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo. El tornillo aceptó, pero pidió que expulsaran a la lija porque era muy áspera. La lija asintió en el pedido, pero a la vez dijo que expulsaran al metro, pues siempre se la pasaba midiendo a todos creyéndose el único perfecto.
De pronto entró el carpintero, se puso el delantal y usando madera y cada una de las herramientas de la carpintería procedió a construir un bello y fino mueble.
El carpintero se marchó, y fue el momento de continuar con la deliberación sobre la expulsión del martillo, el tornillo, la lija, el metro, en fin. Tomó la palabra el serrucho, diciendo:
"Señores, todos tenemos cualidades negativas y positivas, y el carpintero trabaja con nuestras cualidades, y eso nos hace valiosos; por tanto, no pensemos en nuestros defectos, sino que nuestras buenas cualidades".
Al final, todos estuvieron de acuerdo en que el martillo era fuerte, el tornillo unía, la lija afinaba y quitaba asperezas, el metro era preciso y exacto. Se sintieron un equipo capaz, orgullosos de sus fortalezas y de trabajar en cooperación como equipo.
Reflexión: Convirtamos nuestras diferencias en fortalezas.
En la familia necesitamos cooperar, lo mismo que en el trabajo; concentremos nuestra atención en las cualidades positivas de los seres que nos rodean en sus virtudes, habilidades y destrezas, todos somos importantes, en la familia, en el trabajo y por ende en la sociedad.
sábado, 29 de septiembre de 2018
Ética
Le preguntaron al gran matemático
persa, Al-Juarismi sobre el valor del ser humano y este respondió:
Si tiene ética entonces su valor
es igual a 1 (uno); si además es inteligente, agréguele un 0 (cero); su valor
será igual a 10 (diez).
Si también es rico, agregue otro
0 (cero) y su valor será 100 (cien).
Si por sobre todo además es una
persona de bello aspecto, agréguele otro 0 (cero); y su valor será de 1000
(mil).
Si pierde el 1 (uno), que
corresponde a la ética, perderá todo su valor, pues solo quedarán ceros.
Así de sencillo:
Sin valores éticos, ni principios
sólidos, lo único que queda son delincuentes, corruptos y personas que no valen
nada.
sábado, 25 de noviembre de 2017
sábado, 22 de abril de 2017
Alcanza tu sueño
M. Gandhi
Firmeza, perseverancia y paciencia
Sé firme en tus actitudes positivas y perseverante en tu noble ideal; pero sé paciente, no pretendas que todo llegue de inmediato.
Haz tiempo para todo; y todo lo que es tuyo, vendrá a tus manos en el momento oportuno.
Aprende a esperar el momento exacto para obtener los beneficios que reclamas. Espera con paciencia a que maduren los frutos para poder apreciar debidamente su dulzura.
Vive el presente
No seas esclavo del pasado y los recuerdos tristes. No revuelvas una herida que está cicatrizada. No remuevas dolores y sufrimientos antiguos. ¡Lo que pasó, pasó!
De ahora en adelante procura construir una vida nueva, dirigida hacia lo alto y camina hacia delante sin mirar atrás.
Haz como el sol que nace cada día, sin acordarse de la noche que pasó.
Sólo contempla la meta y no veas que tan difícil es alcanzarla.
Cambia
No te detengas en lo malo que has hecho; camina en lo bueno que puedes hacer.
No te culpes por lo que hiciste; más bien, decídete a cambiar.
No trates de que otros cambien; sé tú el responsable de tu propia vida y trata de cambiar tú.
El amor
Deja que el amor te toque y no te defiendas de él. Vive cada día, aprovecha el pasado para bien y deja que el futuro llegue a su tiempo. No sufras por lo que viene, recuerda que "cada día tiene su propio afán".
Busca a alguien con quien compartir tus luchas hacia la libertad, una persona que te entienda y te apoye y te acompañe en ella.
Si tu felicidad y tu vida dependen de otra persona, despréndete de ella y ámala, sin pedirle nada a cambio.
Aprende a mirarte con amor y respeto, piensa de ti como en algo precioso.
Alegría...el arte de vivir
Desparrama en todas partes la alegría que hay dentro de ti.
Que tu alegría sea contagiosa y viva para expulsar la tristeza de todos los que te rodean.
La alegría es un rayo de luz que debe permanecer siempre encendido, iluminando todos nuestros actos y sirviendo de guía a todos los que se acercan a nosotros.
Si en tu interior hay luz y dejas abiertas las ventanas de tu alma, por medio de la alegría, todos los que pasan por la calle en tinieblas, serán iluminados por tu luz.
El trabajo
Trabajo es sinónimo de nobleza. No desprecies el trabajo que te corresponde realizar en la vida.
El trabajo ennoblece a aquellos que lo realizan con entusiasmo y amor. No existen trabajos humildes. Solo se distinguen por ser bien o mal realizados.
Da valor a tu trabajo, cumpliéndolo con amor y cariño y así te valorarás a ti mismo.
El sueño (ideal, propósito, proyecto de vida)
Dios nos ha creado para realizar un sueño. Vivamos por él, intentemos alcanzarlo. Pongamos la vida en ello y si nos damos cuenta que se nos hace imposible; quizás entonces necesitemos hacer un alto en el camino y experimentar un cambio radical en nuestras vidas. Así, con otro aspecto, con otras posibilidades y con la gracia de Dios, lo haremos. No te des por vencido, piensa que si Dios te ha dado la vida, es porque tú puedes con ella.
Éxito
El éxito en la vida no se mide por lo que has logrado, sino por los obstáculos que has tenido que enfrentar en el camino.
Toma sabias decisiones
Tú y sólo tú escoges la manera en que vas a afectar el corazón de otros y esas decisiones son de lo que se trata la vida.
Deseo
Que este día sea el mejor de tu vida; siempre es hoy, el eterno presente.
Recuerda
Caminar día a día asido de la Poderosa Mano del Gran Dios.
sábado, 29 de octubre de 2016
Patria exacta
Oswaldo Escobar Velado
Esta es mi Patria:
un montón de hombres; millones
de hombres; un panal de hombres
que no saben siquiera
de donde viene el semen
de sus vidas
intensamente amargas.
Esta es mi Patria:
un río de dolor que va en camisa
y un puño de ladrones
asaltando
en pleno día
la sangre de los pobres.
Cada Gerente de las Compañías
es un pirata a sueldo; cada
Ministerio del Gobierno Democrático
un demagogo
que hace discursos y que el pueblo
apenas los entiende.
Ayer oí decir a uno de esos técnicos
expertos en cuestiones
económicas; que todo
marcha bien; que las divisas
en oro de la patria
iluminan las noches
de Washington; que nuestro crédito
es maravilloso; que la balanza
comercial es favorable; que el precio
del café se mantendrá
como un águila ascendiendo y que somos
feliz que vive y canta.
Así marcha y camina la mentira entre nosotros.
Así las actitudes de los irresponsables.
Y así el mundo ficticio donde cantan
como canarios tísicos,
tres o cuatro poetas,
empleados del Gobierno.
Digan, griten, poetas del alpiste.
Digan la verdad que nos asedia.
Digan que somos un pueblo desnutrido.
Que la leche y la carne se la reparten
entre ustedes
después que se han hartado
los dirigentes de la cosa pública.
Digan que el rábano no llega
hasta las mesas pobres; que diariamente
mueren cientos sin asistencia médica
y que hay mujeres que dejan
la uva de su vientre
a plena flor de calle.
Digan que somos lo que somos
un pueblo doloroso,
un pueblo analfabeto,
desnutrido y sin embargo fuerte
porque otro pueblo ya se habría muerto.
Digan que somos, eso sí, un pueblo excepcional
que ama la libertad muy a pesar del hambre
en que agoniza.
Yo grito, afirmo y aseguro:
En todas partes donde vivo, el cerro.
En todas partes donde canto, el hambre.
El hambre y el dolor junto a los hombres.
La miseria golpeándoles la vida
hasta quebrar el barro mas cocido del alma.
Y a esto amigo se le llama Patria
y se le canta un himno
y hablamos de ella como cosa suave,
como dulce tierra
a la que hay que entregar el corazón hasta la muerte.
Mientras tanto al occidente de la casa que ocupo
hay una imagen encaramada en el mundo
(¡mayor razón para que viera claro!)
y allá junto a sus pies de frío mármol
una colonia alegre
se va en las tardes
cantando, a los cinemas.
Bajo la sombra de "El Salvador del Mundo"
se mira el rostro de los explotadores.
Sus grandes residencias con sus ventanas que cantan.
La noche iluminada para besar en Cadillac
a una muchacha rubia.
Allá en el rostro de la Patria, un gran dolor
nocturno: allá y yo con ellos, están los explotados.
Los que nada tenemos como no sea un grito
universal y alto para espantar la noche.
Allá las mesa de pino; las paredes
húmedas; las pestañas de las tristes candelas;
la orilla de un marco de retrato
apolillado; los porrones
donde el agua canta; la cómoda
donde se guardan las boletas
de empeño; las desesperadas
camisas; el escaso pan junto a los lunes
huérfanos de horizontes; el correr
de los amargos días ; las casas
donde el desahucio llega y los muebles
se quedan en la calle
mientras los niños y las madres lloran.
Allá en todo ésto, junto a todo ésto,
como brasa mi corazón
denuncia al apretado mundo
la desolada habitación del hombre que sostiene
el humo de las fábricas.
Esta es la realidad.
Esta es Mi Patria: 14 explotadores
y millones que mueren sin sangre en las entrañas.
Esta es la realidad.
¡Yo no callo aunque me cueste el alma!
domingo, 18 de septiembre de 2016
jueves, 8 de septiembre de 2016
miércoles, 7 de septiembre de 2016
Flor de izote
Oswaldo Escobar Velado
Blanco se vuelve el aire que te mece
En torno de tu cielo y tu ternura.
Para cuidar tu mundo de blancura
Un ángel blanco como tú amanece.
Espiga de la flor, flexible espiga.
Cómo musical el viento en que te aromas.
Cada flor de tu flor, en las mañanas,
Es una campanilla en que desgranas
El silvestre rumor de las barrancas.
De los verdes puñales del izote
Surge tu blanco y delicado brote
sábado, 16 de julio de 2016
lunes, 11 de abril de 2016
Las sábanas de la vecina
Una
mujer le comenta a su esposo:
-
¡Qué sábanas tan sucias cuelga la vecina en el tendedero! –– Tal vez necesite
un jabón nuevo – ¡Ojalá pudiera ayudarla a lavar las sábanas!
El
marido la miró sin decir palabra alguna.
Cada
dos o tres días la mujer repetía su discurso, observando siempre a través de la
ventana, a su vecina tender la ropa.
Al
mes, la mujer se sorprendió al ver a la vecina tender las sábanas blancas, como
nuevas, limpias; y le dijo al esposo:
-
¡Mira, al fin aprendió a lavar su ropa! ¿Le enseñaría otra vecina?
El
marido respondió:
-
¡No! Hoy me he levantado temprano y lavé los vidrios de nuestra ventana.
Interesante
lección
Tanto
la que da el esposo al no objetar a su esposa; como la que se infiere del contexto
general. Resulta que a veces criticamos sin conocimiento; e incluso, sin
pensar que quizás los que estamos mal somos nosotros.
“Todo
está en el color del cristal con que se mire”.
jueves, 24 de marzo de 2016
Fraternidad humana
Moral práctica
Dr. David J. Guzmán
Así como el amor es el lazo de unión de los corazones, así la
fraternidad humana es la alianza de todas las almas. El amor universal vive en
el seno de esa amada madre, la naturaleza, que todos los días da a sus
hijos el ósculo de paz. Al aparecer el alba el sol brillante envía sus rayos a
todos los senos del planeta e invita a todos los seres de la creación que
crujan el espacio en busca de vida y amor. Y en ese festín de la naturaleza el
amor alza la copa de la fraternidad y llama a todos los seres a saborear el
néctar de la vida y a derramar los raudales de la ternura y la simpatía.
Esto pasa en el gran teatro de la naturaleza, pero en el mundo social de
los hombres, esa paz y armonía no existe entre ellos. El hombre, animal
privilegiado, que destruye para vivir, se halla dotado de una gran fuerza, la
inteligencia, espada de dos filos que ciega existencias por todos lados
cubriendo el planeta con el despojo de los pueblos, con la ruina de las ciudades,
con el furor de guerras inicuas, con toda clase de horrores.
Pero si esto es verdad, la mirada de los pensadores, de los filántropos,
de los apóstoles de caridad, va penetrando en los abismos de la vida,
confortando los resortes del progreso, y la voz de la filosofía va lanzando sus
rayos de luz hacia los oprimidos, dirige sus imprecaciones sobre los ambiciosos
de la tierra, levanta la frente del justo, alza al humilde, aniquila la
discordia, ilumina la justicia, hace triunfar la virtud, y aconseja a todos los
hombres a vivir como hermanos, a formar del universo una sola familia y a
extender la felicidad por todos los ámbitos del mudo. Las razas se unifican;
los Estados se federan; los pueblos buscan a otros pueblos por la identidad de
la lengua, de las costumbres, de los comunes intereses; y la actual civilización
a pesar de sus caídas y de sus errores presenta ya una vasta y halagüeña
atracción de pueblos, para ir acercando a las naciones y formar esos núcleos
potentes que ensanchan los horizontes del progreso y proveen a su propia
seguridad e independencia.
La civilización, pues, tiende a internacionalizarse. Las ciencias, el pensamiento, el arte no conocen fronteras; los genios nacen en todos los senos del planeta, no reconocen supremacía de lenguas ni de razas. La humanidad se eleva triunfalmente sobre las diferencias nacionales. El dominio de las artes, las exigencias sociales y económicas derrumban las fronteras de los pueblos vecinos, aunque sean rivales; los descubrimientos del uno, como el oro del otro, pasan en una corriente irresistible a los cerebros y a las cajas de amigos y enemigos; es decir, ideas, sentimientos e intereses crean la corriente del internacionalismo, los cimientos de la fraternidad humana.
La civilización, pues, tiende a internacionalizarse. Las ciencias, el pensamiento, el arte no conocen fronteras; los genios nacen en todos los senos del planeta, no reconocen supremacía de lenguas ni de razas. La humanidad se eleva triunfalmente sobre las diferencias nacionales. El dominio de las artes, las exigencias sociales y económicas derrumban las fronteras de los pueblos vecinos, aunque sean rivales; los descubrimientos del uno, como el oro del otro, pasan en una corriente irresistible a los cerebros y a las cajas de amigos y enemigos; es decir, ideas, sentimientos e intereses crean la corriente del internacionalismo, los cimientos de la fraternidad humana.
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martes, 8 de marzo de 2016
Altruismo y egoísmo
Moral práctica
Dr. David J. Guzmán
La sociabilidad es la condición primera del progreso de la humanidad; es
una especie de instinto que hace desde remotos tiempos que la familia, la
tribu, el pueblo, la ciudad busquen la reunión del esfuerzo común como factor
indispensable en la conservación de la especie, y para sumar las utilidades y
ventajas de la asociación humana. Así, la familia creó afectos profundos, derechos
y deberes indispensables a la existencia. Aquí comenzó a hacerse presente el
altruismo mezclado con el amor al emplear los padres su vida, sus recursos, sus
anhelos, los sacrificios maternos para criar y educar a sus hijos. Si de la
familia pasamos al pueblo, a la ciudad, a la nación, hay ahí un instinto
general, bajo cuyo imperio el hombre es impulsado hacia el hombre; busca su
vecindad, porque la soledad es un cautiverio que entristece la mente y aniquila
toda idea útil, anula las costumbres, endurece el espíritu y lo hace huraño a
todos los incentivos que procura la asociación, le sustrae simpatías y
sentimientos, alegría, todo lo cual parece una especie de contagio irresistible
que se hace sentir en todos los individuos que forman la asociación.
Y luego, constituida la sociedad humana, el hombre tiende a las
distinciones, al poder, a los títulos, al rango social, a la riqueza, a la
gloria por los méritos y el talento, a la bonanza que procura el trabajo, como
necesidades sociales inherentes a la humana naturaleza. Surgen, enseguida,
pasiones nobles como el patriotismo, el heroísmo, la caridad, la abnegación,
el sacrificio que han ennoblecido el espíritu humano y lo han llevado a
realizar todas esas obras de caridad y beneficencia que son manifestaciones
sublimes del más acabado altruismo. Gracias al espíritu de éste los siglos XIX
y XX han esparcido las más nobles enseñanzas, han glorificado las batallas del
derecho, de la libertad, las ejecutorias de la justicia, realizando los
descubrimientos más portentosos, las empresas de utilidad pública y exaltado
las virtudes cívicas como elementos de la libertad de los pueblos.
Y gracias a este desenvolvimiento del espíritu humano apareció el
altruismo de un Washington que no fincó sus glorias en las proezas militares,
sino en hacer libres y felices a los pueblos; apareció el altruismo de un
Bolívar que creó la democracia y el amor a la nueva patria; sacrificó sus
intereses, su familia, expuso mil veces su vida, conjuró la ingratitud y la
traición, improvisó, tropas, jefes y oficiales, rehusó honores y riquezas y de
victoria en victoria fundó al fin la libertad de cinco Repúblicas, y vino a morir
a Santa Marta sin tener segunda camisa que ponerse. Estos dos ilustres varones
son la gloria del Nuevo Mundo, honor del género humano, personajes insignes que
figurarán en las páginas de la historia entre los más grandes de todos los
pueblos y de todos los tiempos. Altruistas fueron Vicente de Paúl, Francisco de
Sales, Carlos Borromeo que auxiliaron a los pobres desvalidos, predicaron las
virtudes, exaltaron el amor a la humanidad y pasaron su vida consagrados al
servicio de todos los hombres.
Altruistas fueron aquellos eximios varones, en época de oscurantismo,
opresión e intolerancia, los Lope, Calderón, Rioja, Góngora, Quevedo, Herrera,
Tirso, Alarcón, Cervantes, Santa Teresa, Fray Luis de León, Feijoo, Saavedra, que
adelantándose a nuestro tiempo, en medio de un pueblo sin adelanto, sin luz,
crearon, no obstante para la nación española un mundo de genios, de arte, de
ciencia, de virtudes, una literatura excelsa, claridades de libertad,
sentimientos heroicos que hicieron de España la nación legendaria del valor y
de la audacia. Altruista fue Lincoln que luchó por la libertad de 7 millones de
esclavos.
Las pasiones afectivas en el hombre están ligadas por apetitos
conservadores y defensivos por un intermediario peligroso: el amor de sí o
egoísmo, pasión innoble que absorbe todo el ser del individuo; para él no
existe la humanidad, para él sólo existe la gloria, el bienestar, la riqueza, los
honores, y erige así, en su interior, un altar a esa deidad rastrera y vil que
se llama la idolatría de sí mismo. En esa ara sacrifica en favor de la
satisfacción de sus sentidos, oficia por la ambición y la avaricia. Este egoísmo
hizo de Julio César un esqueleto con su calvicie prematura; las ansias de oro
transformaron a Harpagón y Aulurario, sátrapas humanitarios, en seres
enclenques, enfermizos, envejecidos.
Las consecuencias deletéreas y desastrosas del egoísmo, en la sociedad
alcanzan proporciones inmensas. Las naciones corroídas por ese germen fatal y
devorador, relajan todos, los lazos de unión, de bien estar, de amor social;
ese egoísmo estúpido es el que fomenta la discordia, el servilismo, la pérdida
de todo sentimiento digno. La grandeza de un país no consiste tanto en la
abundancia de sus riquezas, ni en el esplendor de las artes, de la industria o
del comercio, sino en la abnegación de sus conciudadanos, en la probidad de sus
jefes, en la alianza de todos los esfuerzos, para contribuir al
engrandecimiento de la nación y darle a esta toda la pujanza contra la opresión
extraña. La ambición de mando y riquezas, egoísmo político, ha causado inmensos
males en algunos pueblos de nuestra raza. El egoísta social es peligroso por su
indiferencia para el bien general, para el impulso de todo progreso, para
cooperar con los demás en los días de infortunios, catástrofes, para dar su
óbolo en las obras de caridad, en las empresas, nobles del deber nacional,
cuando la patria está en peligro.
El egoísmo ha llegado en la época presente, como dice un notable
pensador, a ser un espectáculo desconsolador; no se oculta, se ostenta. No es
tenido por pasión vergonzosa, sino por cualidad legítima y aun estimable. Y así
lo vemos practicar por naciones civilizadas en las empresas más inicuas por
favorecer los más sórdidos intereses; los pueblos al parecer unidos por la
conveniencia política y la generosidad, se hacen una guerra económica vinculada
en los intereses; dentro de cada país los productores y monopolistas se
disputan los beneficios de la protección oficial para aniquilar la competencia
y dar pábulo a la más desenfrenada codicia.
Tal es el mundo de pasiones que agita el egoísmo bajo sus diversas formas y que parecido a ese fuego central del orbe que disloca y estremece sus entrañas, arroja también en la sociedad la lava candente que destruye pueblos y naciones.
Inviolabilidad de la vida humana
Moral práctica
Dr. David J. Guzmán
Grave y trascendental cuestión es la de la inviolabilidad de la vida
humana, más para ser tratada de lo alto de la cátedra jurídica, que del humilde
pupitre de un didáctico o filósofo, cuyo fondo de erudición solo puede
derivarlo de las enseñanzas morales de las aulas.
Repetir aquí todo lo dicho en pro o en contra de la pena capital, sobre
la justicia o injusticia que envuelve, sobre el derecho que unos afirman tiene
la sociedad para imponerla y la negativa de otros, por qué ataca los principios
de la justicia universal y la felicidad de todas las asociaciones políticas
(Beccaria), esto, y más, sería caer en una redundancia inútil.
Apelando a la ley natural esta rechaza el homicidio, y no permite matar
a otro, sino en propia defensa. El deber de la propia conservación da el
derecho de quitar la vida al agresor. Que la sociedad debe proteger y defender
a los asociados, es incuestionable; pero matar para garantizar los ciudadanos
es una consecuencia falsa y monstruosa.
La sociedad no se venga, castiga después de madura reflexión. Para
castigar un crimen, comete otro más odioso y ejecutado en medio de la seguridad
y de la meditación, castigo que tiene todas las formas de la venganza. (En este apartado es preciso reflexionar
sobre la transformación de la concepción de la pena como castigo, sus fines
quedan establecidos en la Constitución de la República de El Salvador (1983),
artículo 27 inciso 3° que a la letra dice: “El Estado organizará los centros
penitenciarios con objeto de corregir a los delincuentes, educarlos y formarles
hábitos de trabajo, procurando su readaptación y la prevención de delitos”.)[1]
¡Lindo espectáculo el de llevar al patíbulo a un hombre para servir a la
ávida curiosidad de un populacho, entre báquicos cantares, para ir a presenciar
el último suspiro de un condenado!
¿No sería mejor, más conveniente que las penas fueran de carácter moral,
divisibles, remisibles, reparables, ejemplares, correctivas? La pena capital no
ejemplariza, ni moraliza, todo lo contrario. Ejemplo de enmienda no da, puesto
que es sabido que varios de los que presenciaron esas ejecuciones han caído más
tarde bajo la cuchilla de la Guillotina o perforado el pecho por las balas. Ese
cadáver que arrojáis a la fosa común os lega una familia sin pan ni hogar, una
viuda que se prostituye para vivir, hijos que roban para comer. Dumolard,
ladrón a los cinco años, era huérfano de un guillotinado. En 1894 fue ejecutado
en Melun un tal Mora, en la misma plaza, donde el año precedente había asistido
a una ruidosa ejecución capital. El temor de la muerte no fue para este joven bandido
un ejemplo que lo sustrajera de la comisión de sus terribles atentados. No es,
pues, justa, ni ejemplar la pena de muerte.
El doctor Cabral dice: «El freno más propio para prevenir el crimen no
es el espectáculo terrible pero momentáneo de la muerte de un malvado, sino el
ejemplo constante de un hombre privado de su libertad, que está, pagando con su
trabajo doloroso, el daño que ha causado.» Mas humanitario y digno de una
civilización avanzada es arrancar del patíbulo a un hombre que puede mejorarse,
acaso, ser un hombre útil por medio de la enseñanza, de los consejos de la
moral, del buen ejemplo; relegado en una penitenciaría, bajo un buen sistema de
corrección, de seguridad, de trabajo que lo estimule, que lo moralice,
decrecería la criminalidad y desaparecería el afrentoso espectáculo de los
cadalsos. Más de once naciones han abolido el patíbulo en sus constituciones, y
en nuestra América Central, Costa-Rica, se lleva la gloria de haberla suprimido
hace tiempo, sin que por eso sean comunes ahí los grandes crímenes; todo lo
contrario. En 1908, Mr. Guyot Dessaigne, Ministro de Justicia, propuso al
Parlamento francés un proyecto de abolición de la pena capital, reemplazándola por
una nueva pena: el internamiento perpetuo como en Italia (la Constitución prohíbe este tipo de penas); todo acompañado de
una documentación admirablemente completa; pero prevaleció el miedo de los legisladores
contra todos los argumentos de la razón, de la filosofía, del derecho. Así para
los sofistas, defensores del patíbulo, la defensa de la inviolabilidad de la
vida humana, es obra solo de los retóricos y filósofos, movimientos de
humanitarismos; pero ellos, los sofistas, abultan los crímenes, multiplican el
número de criminales, enloquecen a las masas con el espectáculo siniestro de
los crímenes, todo por conservar la última de las supersticiones penales del código,
resto de barbarie que lleva el espíritu de nuestras leyes.
La Psiquiatría ha abierto nuevos horizontes a la medicina legal, y los
médicos criminalistas por medio del estudio de las enfermedades mentales han
llegado a la conclusión, de que muchos grandes criminales no son más que enajenados
que pueden volverse a la vida normal por medio de un tratamiento adecuado. Mientras
llega el día en que nuestros legisladores concluyan con la pena de muerte,
iniciemos en la escuela ideas de moral, de religión, de nobleza de alma y
sanidad del corazón, de confraternidad y humanitarismo, de todas las virtudes
tutelares de la sociedad, que esos grandes elementos sean como los precursores
que, en día no lejano, contribuyan a establecer en la atmósfera social primero,
y después en el seno de las Asambleas, la ley redentora de la vida humana.
Es necesario
reflexionar sobre la concepción del Dr. Guzmán, sin embargo, en la actualidad
muchas de las consideraciones referidas se han transformado una y otra vez, a
través de las décadas. La crisis delincuencial que se vive en el momento actual
hace que algunos sectores se pronuncien a favor de la pena de muerte; ahora bien, sí es de imperiosa necesidad que se tomen medidas para proteger la vida de las personas; pues es obligación del Estado, tal como lo establece el artículo 2 de la Constitución (1983).
En conclusión, la vida debe protegerse.
En conclusión, la vida debe protegerse.
Honestidad
La honestidad es un valor moral que consiste en ser y actuar con probidad, rectitud, justicia, sinceridad y veracidad.
Es la capacidad de una persona para decir la verdad, sobre sí misma o el entorno.
La práctica de este valor es fundamental en todas las relaciones humanas, tanto de amistad, como en el noviazgo, entre cónyuges, familia, en el trabajo, en fin. La persona honesta es franca, pero también fiel en sus compromisos de estudio, laborales y con el Estado (paga sus tributos).
El leñador
Hace mucho tiempo, en un lejano lugar vivía un leñador con su familia. Todos los días salía a cortar leña, la que luego vendía, así podía conseguir el sustento para su mujer e hijos.
En una ocasión que regresaba con la carga de leña al pasar por el puente, se le cayó el hacha al río, la que fue arrastrada por la corriente.
El leñador que era de escasos recursos, muy triste se lamentaba.
- ¿Qué haré ahora que no tengo el hacha? ¿Cómo conseguiré sustento para mi familia?
De pronto y para su sorpresa apareció en las aguas del río un bella ninfa, quien le dijo:
- Espera buen leñador, yo te traeré el hacha.
La ninfa se hundió en las aguas del río, saliendo luego con una hacha brillante de oro puro; y preguntó:
- ¿Es está tu hacha?
El leñador contestó:
- No, esa no es la mía.
La ninfa se hunde una vez más en las aguas y saca un hacha de plata, preguntando:
- ¿Es esta?
El desconsolado leñador, le dice tristemente:
- No es mi hacha.
Por tercera vez la ninfa se sumerge en las aguas y esta vez emerge con un hacha de hierro en sus manos; y pregunta:
- ¿Es esta el hacha que se te cayó?
Muy contento el leñador contesta:
- Esa es mi hacha.
El leñador agradeció a la ninfa, quien le dijo:
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