UNIDAD CENTROAMERICANA
sábado, 25 de noviembre de 2017
sábado, 22 de abril de 2017
Alcanza tu sueño
M. Gandhi
Firmeza, perseverancia y paciencia
Sé firme en tus actitudes positivas y perseverante en tu noble ideal; pero sé paciente, no pretendas que todo llegue de inmediato.
Haz tiempo para todo; y todo lo que es tuyo, vendrá a tus manos en el momento oportuno.
Aprende a esperar el momento exacto para obtener los beneficios que reclamas. Espera con paciencia a que maduren los frutos para poder apreciar debidamente su dulzura.
Vive el presente
No seas esclavo del pasado y los recuerdos tristes. No revuelvas una herida que está cicatrizada. No remuevas dolores y sufrimientos antiguos. ¡Lo que pasó, pasó!
De ahora en adelante procura construir una vida nueva, dirigida hacia lo alto y camina hacia delante sin mirar atrás.
Haz como el sol que nace cada día, sin acordarse de la noche que pasó.
Sólo contempla la meta y no veas que tan difícil es alcanzarla.
Cambia
No te detengas en lo malo que has hecho; camina en lo bueno que puedes hacer.
No te culpes por lo que hiciste; más bien, decídete a cambiar.
No trates de que otros cambien; sé tú el responsable de tu propia vida y trata de cambiar tú.
El amor
Deja que el amor te toque y no te defiendas de él. Vive cada día, aprovecha el pasado para bien y deja que el futuro llegue a su tiempo. No sufras por lo que viene, recuerda que "cada día tiene su propio afán".
Busca a alguien con quien compartir tus luchas hacia la libertad, una persona que te entienda y te apoye y te acompañe en ella.
Si tu felicidad y tu vida dependen de otra persona, despréndete de ella y ámala, sin pedirle nada a cambio.
Aprende a mirarte con amor y respeto, piensa de ti como en algo precioso.
Alegría...el arte de vivir
Desparrama en todas partes la alegría que hay dentro de ti.
Que tu alegría sea contagiosa y viva para expulsar la tristeza de todos los que te rodean.
La alegría es un rayo de luz que debe permanecer siempre encendido, iluminando todos nuestros actos y sirviendo de guía a todos los que se acercan a nosotros.
Si en tu interior hay luz y dejas abiertas las ventanas de tu alma, por medio de la alegría, todos los que pasan por la calle en tinieblas, serán iluminados por tu luz.
El trabajo
Trabajo es sinónimo de nobleza. No desprecies el trabajo que te corresponde realizar en la vida.
El trabajo ennoblece a aquellos que lo realizan con entusiasmo y amor. No existen trabajos humildes. Solo se distinguen por ser bien o mal realizados.
Da valor a tu trabajo, cumpliéndolo con amor y cariño y así te valorarás a ti mismo.
El sueño (ideal, propósito, proyecto de vida)
Dios nos ha creado para realizar un sueño. Vivamos por él, intentemos alcanzarlo. Pongamos la vida en ello y si nos damos cuenta que se nos hace imposible; quizás entonces necesitemos hacer un alto en el camino y experimentar un cambio radical en nuestras vidas. Así, con otro aspecto, con otras posibilidades y con la gracia de Dios, lo haremos. No te des por vencido, piensa que si Dios te ha dado la vida, es porque tú puedes con ella.
Éxito
El éxito en la vida no se mide por lo que has logrado, sino por los obstáculos que has tenido que enfrentar en el camino.
Toma sabias decisiones
Tú y sólo tú escoges la manera en que vas a afectar el corazón de otros y esas decisiones son de lo que se trata la vida.
Deseo
Que este día sea el mejor de tu vida; siempre es hoy, el eterno presente.
Recuerda
Caminar día a día asido de la Poderosa Mano del Gran Dios.
sábado, 29 de octubre de 2016
Patria exacta
Oswaldo Escobar Velado
Esta es mi Patria:
un montón de hombres; millones
de hombres; un panal de hombres
que no saben siquiera
de donde viene el semen
de sus vidas
intensamente amargas.
Esta es mi Patria:
un río de dolor que va en camisa
y un puño de ladrones
asaltando
en pleno día
la sangre de los pobres.
Cada Gerente de las Compañías
es un pirata a sueldo; cada
Ministerio del Gobierno Democrático
un demagogo
que hace discursos y que el pueblo
apenas los entiende.
Ayer oí decir a uno de esos técnicos
expertos en cuestiones
económicas; que todo
marcha bien; que las divisas
en oro de la patria
iluminan las noches
de Washington; que nuestro crédito
es maravilloso; que la balanza
comercial es favorable; que el precio
del café se mantendrá
como un águila ascendiendo y que somos
feliz que vive y canta.
Así marcha y camina la mentira entre nosotros.
Así las actitudes de los irresponsables.
Y así el mundo ficticio donde cantan
como canarios tísicos,
tres o cuatro poetas,
empleados del Gobierno.
Digan, griten, poetas del alpiste.
Digan la verdad que nos asedia.
Digan que somos un pueblo desnutrido.
Que la leche y la carne se la reparten
entre ustedes
después que se han hartado
los dirigentes de la cosa pública.
Digan que el rábano no llega
hasta las mesas pobres; que diariamente
mueren cientos sin asistencia médica
y que hay mujeres que dejan
la uva de su vientre
a plena flor de calle.
Digan que somos lo que somos
un pueblo doloroso,
un pueblo analfabeto,
desnutrido y sin embargo fuerte
porque otro pueblo ya se habría muerto.
Digan que somos, eso sí, un pueblo excepcional
que ama la libertad muy a pesar del hambre
en que agoniza.
Yo grito, afirmo y aseguro:
En todas partes donde vivo, el cerro.
En todas partes donde canto, el hambre.
El hambre y el dolor junto a los hombres.
La miseria golpeándoles la vida
hasta quebrar el barro mas cocido del alma.
Y a esto amigo se le llama Patria
y se le canta un himno
y hablamos de ella como cosa suave,
como dulce tierra
a la que hay que entregar el corazón hasta la muerte.
Mientras tanto al occidente de la casa que ocupo
hay una imagen encaramada en el mundo
(¡mayor razón para que viera claro!)
y allá junto a sus pies de frío mármol
una colonia alegre
se va en las tardes
cantando, a los cinemas.
Bajo la sombra de "El Salvador del Mundo"
se mira el rostro de los explotadores.
Sus grandes residencias con sus ventanas que cantan.
La noche iluminada para besar en Cadillac
a una muchacha rubia.
Allá en el rostro de la Patria, un gran dolor
nocturno: allá y yo con ellos, están los explotados.
Los que nada tenemos como no sea un grito
universal y alto para espantar la noche.
Allá las mesa de pino; las paredes
húmedas; las pestañas de las tristes candelas;
la orilla de un marco de retrato
apolillado; los porrones
donde el agua canta; la cómoda
donde se guardan las boletas
de empeño; las desesperadas
camisas; el escaso pan junto a los lunes
huérfanos de horizontes; el correr
de los amargos días ; las casas
donde el desahucio llega y los muebles
se quedan en la calle
mientras los niños y las madres lloran.
Allá en todo ésto, junto a todo ésto,
como brasa mi corazón
denuncia al apretado mundo
la desolada habitación del hombre que sostiene
el humo de las fábricas.
Esta es la realidad.
Esta es Mi Patria: 14 explotadores
y millones que mueren sin sangre en las entrañas.
Esta es la realidad.
¡Yo no callo aunque me cueste el alma!
domingo, 18 de septiembre de 2016
jueves, 8 de septiembre de 2016
miércoles, 7 de septiembre de 2016
Flor de izote
Oswaldo Escobar Velado
Blanco se vuelve el aire que te mece
En torno de tu cielo y tu ternura.
Para cuidar tu mundo de blancura
Un ángel blanco como tú amanece.
Espiga de la flor, flexible espiga.
Cómo musical el viento en que te aromas.
Cada flor de tu flor, en las mañanas,
Es una campanilla en que desgranas
El silvestre rumor de las barrancas.
De los verdes puñales del izote
Surge tu blanco y delicado brote
sábado, 16 de julio de 2016
lunes, 11 de abril de 2016
Las sábanas de la vecina
Una
mujer le comenta a su esposo:
-
¡Qué sábanas tan sucias cuelga la vecina en el tendedero! –– Tal vez necesite
un jabón nuevo – ¡Ojalá pudiera ayudarla a lavar las sábanas!
El
marido la miró sin decir palabra alguna.
Cada
dos o tres días la mujer repetía su discurso, observando siempre a través de la
ventana, a su vecina tender la ropa.
Al
mes, la mujer se sorprendió al ver a la vecina tender las sábanas blancas, como
nuevas, limpias; y le dijo al esposo:
-
¡Mira, al fin aprendió a lavar su ropa! ¿Le enseñaría otra vecina?
El
marido respondió:
-
¡No! Hoy me he levantado temprano y lavé los vidrios de nuestra ventana.
Interesante
lección
Tanto
la que da el esposo al no objetar a su esposa; como la que se infiere del contexto
general. Resulta que a veces criticamos sin conocimiento; e incluso, sin
pensar que quizás los que estamos mal somos nosotros.
“Todo
está en el color del cristal con que se mire”.
jueves, 24 de marzo de 2016
Fraternidad humana
Moral práctica
Dr. David J. Guzmán
Así como el amor es el lazo de unión de los corazones, así la
fraternidad humana es la alianza de todas las almas. El amor universal vive en
el seno de esa amada madre, la naturaleza, que todos los días da a sus
hijos el ósculo de paz. Al aparecer el alba el sol brillante envía sus rayos a
todos los senos del planeta e invita a todos los seres de la creación que
crujan el espacio en busca de vida y amor. Y en ese festín de la naturaleza el
amor alza la copa de la fraternidad y llama a todos los seres a saborear el
néctar de la vida y a derramar los raudales de la ternura y la simpatía.
Esto pasa en el gran teatro de la naturaleza, pero en el mundo social de
los hombres, esa paz y armonía no existe entre ellos. El hombre, animal
privilegiado, que destruye para vivir, se halla dotado de una gran fuerza, la
inteligencia, espada de dos filos que ciega existencias por todos lados
cubriendo el planeta con el despojo de los pueblos, con la ruina de las ciudades,
con el furor de guerras inicuas, con toda clase de horrores.
Pero si esto es verdad, la mirada de los pensadores, de los filántropos,
de los apóstoles de caridad, va penetrando en los abismos de la vida,
confortando los resortes del progreso, y la voz de la filosofía va lanzando sus
rayos de luz hacia los oprimidos, dirige sus imprecaciones sobre los ambiciosos
de la tierra, levanta la frente del justo, alza al humilde, aniquila la
discordia, ilumina la justicia, hace triunfar la virtud, y aconseja a todos los
hombres a vivir como hermanos, a formar del universo una sola familia y a
extender la felicidad por todos los ámbitos del mudo. Las razas se unifican;
los Estados se federan; los pueblos buscan a otros pueblos por la identidad de
la lengua, de las costumbres, de los comunes intereses; y la actual civilización
a pesar de sus caídas y de sus errores presenta ya una vasta y halagüeña
atracción de pueblos, para ir acercando a las naciones y formar esos núcleos
potentes que ensanchan los horizontes del progreso y proveen a su propia
seguridad e independencia.
La civilización, pues, tiende a internacionalizarse. Las ciencias, el pensamiento, el arte no conocen fronteras; los genios nacen en todos los senos del planeta, no reconocen supremacía de lenguas ni de razas. La humanidad se eleva triunfalmente sobre las diferencias nacionales. El dominio de las artes, las exigencias sociales y económicas derrumban las fronteras de los pueblos vecinos, aunque sean rivales; los descubrimientos del uno, como el oro del otro, pasan en una corriente irresistible a los cerebros y a las cajas de amigos y enemigos; es decir, ideas, sentimientos e intereses crean la corriente del internacionalismo, los cimientos de la fraternidad humana.
La civilización, pues, tiende a internacionalizarse. Las ciencias, el pensamiento, el arte no conocen fronteras; los genios nacen en todos los senos del planeta, no reconocen supremacía de lenguas ni de razas. La humanidad se eleva triunfalmente sobre las diferencias nacionales. El dominio de las artes, las exigencias sociales y económicas derrumban las fronteras de los pueblos vecinos, aunque sean rivales; los descubrimientos del uno, como el oro del otro, pasan en una corriente irresistible a los cerebros y a las cajas de amigos y enemigos; es decir, ideas, sentimientos e intereses crean la corriente del internacionalismo, los cimientos de la fraternidad humana.
Solidaridad |
martes, 8 de marzo de 2016
Altruismo y egoísmo
Moral práctica
Dr. David J. Guzmán
La sociabilidad es la condición primera del progreso de la humanidad; es
una especie de instinto que hace desde remotos tiempos que la familia, la
tribu, el pueblo, la ciudad busquen la reunión del esfuerzo común como factor
indispensable en la conservación de la especie, y para sumar las utilidades y
ventajas de la asociación humana. Así, la familia creó afectos profundos, derechos
y deberes indispensables a la existencia. Aquí comenzó a hacerse presente el
altruismo mezclado con el amor al emplear los padres su vida, sus recursos, sus
anhelos, los sacrificios maternos para criar y educar a sus hijos. Si de la
familia pasamos al pueblo, a la ciudad, a la nación, hay ahí un instinto
general, bajo cuyo imperio el hombre es impulsado hacia el hombre; busca su
vecindad, porque la soledad es un cautiverio que entristece la mente y aniquila
toda idea útil, anula las costumbres, endurece el espíritu y lo hace huraño a
todos los incentivos que procura la asociación, le sustrae simpatías y
sentimientos, alegría, todo lo cual parece una especie de contagio irresistible
que se hace sentir en todos los individuos que forman la asociación.
Y luego, constituida la sociedad humana, el hombre tiende a las
distinciones, al poder, a los títulos, al rango social, a la riqueza, a la
gloria por los méritos y el talento, a la bonanza que procura el trabajo, como
necesidades sociales inherentes a la humana naturaleza. Surgen, enseguida,
pasiones nobles como el patriotismo, el heroísmo, la caridad, la abnegación,
el sacrificio que han ennoblecido el espíritu humano y lo han llevado a
realizar todas esas obras de caridad y beneficencia que son manifestaciones
sublimes del más acabado altruismo. Gracias al espíritu de éste los siglos XIX
y XX han esparcido las más nobles enseñanzas, han glorificado las batallas del
derecho, de la libertad, las ejecutorias de la justicia, realizando los
descubrimientos más portentosos, las empresas de utilidad pública y exaltado
las virtudes cívicas como elementos de la libertad de los pueblos.
Y gracias a este desenvolvimiento del espíritu humano apareció el
altruismo de un Washington que no fincó sus glorias en las proezas militares,
sino en hacer libres y felices a los pueblos; apareció el altruismo de un
Bolívar que creó la democracia y el amor a la nueva patria; sacrificó sus
intereses, su familia, expuso mil veces su vida, conjuró la ingratitud y la
traición, improvisó, tropas, jefes y oficiales, rehusó honores y riquezas y de
victoria en victoria fundó al fin la libertad de cinco Repúblicas, y vino a morir
a Santa Marta sin tener segunda camisa que ponerse. Estos dos ilustres varones
son la gloria del Nuevo Mundo, honor del género humano, personajes insignes que
figurarán en las páginas de la historia entre los más grandes de todos los
pueblos y de todos los tiempos. Altruistas fueron Vicente de Paúl, Francisco de
Sales, Carlos Borromeo que auxiliaron a los pobres desvalidos, predicaron las
virtudes, exaltaron el amor a la humanidad y pasaron su vida consagrados al
servicio de todos los hombres.
Altruistas fueron aquellos eximios varones, en época de oscurantismo,
opresión e intolerancia, los Lope, Calderón, Rioja, Góngora, Quevedo, Herrera,
Tirso, Alarcón, Cervantes, Santa Teresa, Fray Luis de León, Feijoo, Saavedra, que
adelantándose a nuestro tiempo, en medio de un pueblo sin adelanto, sin luz,
crearon, no obstante para la nación española un mundo de genios, de arte, de
ciencia, de virtudes, una literatura excelsa, claridades de libertad,
sentimientos heroicos que hicieron de España la nación legendaria del valor y
de la audacia. Altruista fue Lincoln que luchó por la libertad de 7 millones de
esclavos.
Las pasiones afectivas en el hombre están ligadas por apetitos
conservadores y defensivos por un intermediario peligroso: el amor de sí o
egoísmo, pasión innoble que absorbe todo el ser del individuo; para él no
existe la humanidad, para él sólo existe la gloria, el bienestar, la riqueza, los
honores, y erige así, en su interior, un altar a esa deidad rastrera y vil que
se llama la idolatría de sí mismo. En esa ara sacrifica en favor de la
satisfacción de sus sentidos, oficia por la ambición y la avaricia. Este egoísmo
hizo de Julio César un esqueleto con su calvicie prematura; las ansias de oro
transformaron a Harpagón y Aulurario, sátrapas humanitarios, en seres
enclenques, enfermizos, envejecidos.
Las consecuencias deletéreas y desastrosas del egoísmo, en la sociedad
alcanzan proporciones inmensas. Las naciones corroídas por ese germen fatal y
devorador, relajan todos, los lazos de unión, de bien estar, de amor social;
ese egoísmo estúpido es el que fomenta la discordia, el servilismo, la pérdida
de todo sentimiento digno. La grandeza de un país no consiste tanto en la
abundancia de sus riquezas, ni en el esplendor de las artes, de la industria o
del comercio, sino en la abnegación de sus conciudadanos, en la probidad de sus
jefes, en la alianza de todos los esfuerzos, para contribuir al
engrandecimiento de la nación y darle a esta toda la pujanza contra la opresión
extraña. La ambición de mando y riquezas, egoísmo político, ha causado inmensos
males en algunos pueblos de nuestra raza. El egoísta social es peligroso por su
indiferencia para el bien general, para el impulso de todo progreso, para
cooperar con los demás en los días de infortunios, catástrofes, para dar su
óbolo en las obras de caridad, en las empresas, nobles del deber nacional,
cuando la patria está en peligro.
El egoísmo ha llegado en la época presente, como dice un notable
pensador, a ser un espectáculo desconsolador; no se oculta, se ostenta. No es
tenido por pasión vergonzosa, sino por cualidad legítima y aun estimable. Y así
lo vemos practicar por naciones civilizadas en las empresas más inicuas por
favorecer los más sórdidos intereses; los pueblos al parecer unidos por la
conveniencia política y la generosidad, se hacen una guerra económica vinculada
en los intereses; dentro de cada país los productores y monopolistas se
disputan los beneficios de la protección oficial para aniquilar la competencia
y dar pábulo a la más desenfrenada codicia.
Tal es el mundo de pasiones que agita el egoísmo bajo sus diversas formas y que parecido a ese fuego central del orbe que disloca y estremece sus entrañas, arroja también en la sociedad la lava candente que destruye pueblos y naciones.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)