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jueves, 17 de abril de 2014
Palabras mágicas
Con el título describo el nombre de algunas palabras; cuya práctica se ha perdido
con el correr de los tiempos.
¿Por qué? Son muchas
las causas que originan su pérdida; y especialmente la familia juega un papel
protagónico en su implementación; lo mismo que la escuela.
Los niños y jóvenes no
ven valor alguno en usarlas en su lenguaje cotidiano; y con sobrada razón, pues
padres y docentes no las implementan, mucho menos usan.
Saludar (buenos días,
buenas tardes, buenas noches), pedir permiso; en fin, son expresiones anticuadas.
Necesario es que la
familia principal formadora de valores implemente de palabra y acción normas de
cortesía; seguimiento que los docentes deben dar en la escuela.
El uso de expresiones
de cortesía nunca perderá vigencia. Saludar, pedir permiso, disculpas y otras,
son frases de cortesía que nos ayudan a vivir en paz con nuestra familia, compañeros
y amigos.
El siguiente relato muestra la importancia que tiene en la vida practicar el hábito de saludar; pero además, demuestra que todas las personas sin discriminación alguna, merecen un trato digno.
<<Juan trabajaba en una planta distribuidora de carne. Un día, terminando su horario de trabajo, fue a uno de los refrigeradores a inspeccionar; en ese momento se cerró la puerta, se bajó el seguro y quedó atrapado.
Aunque golpeó la puerta fuertemente y comenzó a gritar, nadie pudo escucharlo.
La mayoría de los trabajadores habían partido a sus casas, y fuera del refrigerador era imposible escuchar lo que ocurría dentro.
Cinco horas después y al borde de la muerte, alguien abrió la puerta. Era el guardia de seguridad que lo entró y lo rescató.
Juan preguntó al guardia de seguridad como se le ocurrió abrir esa puerta, si no era parte de su rutina de trabajo, y él le explicó:
- Llevo en esta empresa trabajando 35 años; cientos de trabajadores entran a la planta cada día; pero tú eres el único que me saluda en la mañana y se despide de mí en las tardes. El resto de trabajadores me tratan como si fuese invisible.
Hoy, como todos los días, me dijiste tu simple "hola" a la entrada, pero nunca escuché el "hasta mañana".
Espero por ese "hola" y ese "hasta mañana" todos los días; para ti yo soy alguien, y eso me levanta cada día.
Cuando no oí tu despedida, supe que algo te había pasado; te busqué y te encontré>>.
miércoles, 16 de abril de 2014
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