Comparto con ustedes algunas
reflexiones relacionadas con el concepto curiosidad; y que por supuesto no debe
confundirse con las conductas enfermizas o delictivas.
La curiosidad implica investigación;
busca de información, entre otros, que nos permitan estar en capacidad de dar
una explicación racional y objetiva de la realidad.
Los niños son el mejor ejemplo que nos
permite comprender el significado de la curiosidad; por ejemplo un bebé de unos
18 meses, a lo mejor ve una vela encendida que ha sido dejada a su alcance por
algún adulto; pues el niño a lo mejor intente tocar la llama y si lo hace,
descubrirá que ella quema.
Un niño recibe un juguete de cuerda y
en su instinto natural trata de descubrir su funcionamiento; y a lo mejor lo
desarme para observar su estructura interna.
Son muchos los ejemplos que podríamos
poner al respecto.
En el caso de un adulto, no puede
justificarse en la curiosidad para abrir la correspondencia que no está
dirigida a su nombre.
Si alguien sabe que al combinar dos
sustancias químicas se genera una explosión; y aún así las combina, eso no se
llama curiosidad.