UNIDAD CENTROAMERICANA

UNIDAD CENTROAMERICANA
El Art. 55 de la Cn. expresa que los fines de la educación son entre otros: "...conocer la realidad nacional e identificarse con los VALORES DE LA NACIONALIDAD salvadoreña, y propiciar la UNIDAD DEL PUEBLO CENTROAMERICANO..."

martes, 12 de enero de 2016

El matrimonio

Moral práctica
Dr. David J. Guzmán
La institución del matrimonio procede de  nuestra naturaleza, la ley civil lo perfecciona y la religión lo santifica.
De esa tendencia de los seres humanos a amarse y unirse por libre y voluntario consentimiento y por la fe que se profesan, el matrimonio arranca desde la más remota antigüedad. Escrito está en el Génesis: «Id, creced y multiplicaos.»
No es bajo el concepto de contrato civil que voy a tratar este tema, sino considerándolo como institución que da origen a la familia, base fundamental del estado social y político de las naciones, refiriéndolo a las condiciones físicas y morales que se requieren para hacer próspera, feliz y digna la vida matrimonial.

Matrimonio por amor. Cuando el amor es esa pasión pura que consagra por la ternura la unión conyugal y espiritualiza la más ardiente de las pasiones, se establece entonces en las almas una eternal parentela que fortifica la constancia, purifica los deseos, ennoblece la virtud y casi santifica el amor. Por eso el gran Lamartine dijo, que el amor era una de las manifestaciones más grandes de nuestra naturaleza; y cuando ese sentimiento era encendido por la belleza, excusado por la debilidad, expiado por la desgracia, transformado por el arrepentimiento y santificado por la religión, ese amor se confunde con la virtud.

Envilecida la mujer en el Oriente, desde remotos tiempos, Roma la levantó dándole el título de matrona que expresa la severa grandeza de la esposa romana; bajo la influencia de la idea cristiana se creó en el corazón la ternura espiritualista, y fue Cristo el que emancipó y abrió a la mujer la vida del sentimiento de una vida superior e in mortal, y al infundirla el amor a Dios, la hizo partícipe del amor puro hacia el hombre, que es el ideal del matrimonio.

El amor existe en todas las almas superiores que tienden hacia la unión de los corazones íntimamente unidos y completándose el uno por el otro. Ante esta unión nada prevalece: ni embates de la desgracia, ni los reveses de la fortuna, ni los rigores del tiempo, porque si bien desaparece la belleza del cuerpo, pero subsiste la belleza al alma, el noble afecto del corazón, el amor a la descendencia.

¿Se quiere que este amor sincero produzca una unión perfecta? Pues bien, asociad, en todo lo posible y desde el primer día, a vuestra compañera, a todos vuestros planes y empresas; ligad vuestras ideas con las de ella; infundid su aliento en todas vuestras agitaciones; enlazad todas las simpatías; estrechad todos los lazos e intimidades; haced comunes todas las alegrías, todas las penas, todos los dolores, porque sólo de ese modo se sanciona y se perpetúa el amor en el seno del matrimonio.

Deberes entre esposos. En el orden moral y social actual (al momento en que fue escrito por el Dr. Guzmán), no es posible invocar en favor de la mujer su plena emancipación y discernirle la igualdad en el matrimonio, que según los legisladores y moralistas vendría a desquiciar el orden económico y social de la familia, a quebrantar los lazos de la unión conyugal, a comprometer el porvenir de los hijos, a pervertir las costumbres, estigmas más fatales que la sujeción.

La filosofía y los principios han establecido las bases sobre que debe descansar el vínculo matrimonial. En primer término la unidad de la dirección en la familia: la autoridad. Según esto, la autoridad marital no es un beneficio del que la ejerce, sino del que la recibe. No está considerada como un derecho, sino como un deber, y solo se legitima siendo justa y saludable y ejerciéndose dentro de sus racionales límites. Tratándose de los miembros del hogar es deber común entre esposos establecer la armonía, considerarse y dignificarse mutuamente y a los que los rodean, esparcir en su torno ese aliento vital de la virtud, del estímulo, del trabajo, de alentarse entre sí para llevar con serenidad las penalidades de la vida, de trabajar sin descanso por alcanzar un bienestar, para darle brillo al hogar y esparcir después las buenas obras en la sociedad y merecer el aprecio y consideración de los asociados, de cuidar y atender desde la cuna la educación de los hijos y procurar el bienestar de las personas que nos rodean.